Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. 12 Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno. (Génesis 1,11)



13/3/10

La Historia del Pan

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Historia del Pan      

La Mirra en la Biblia

En las diversas religiones, los olores agradables —los perfumes— desempeñan un importante papel en los ritos y liturgias, en la meditación, en las plegarias y en la comunicación con las divinidades. El cristianismo no permanece ajeno a esta práctica pero la dota de un nuevo significado. El propio Jesús toma contacto con los perfumes más valorados desde muy pequeño. El incienso y la mirra que le ofrecen los magos venidos de Oriente, el aceite de nardo, y los óleos funerarios con que ungen su cadáver, son sólo el inicio de una relación con los aromas que florecerá en el legado religioso de Jesús durante los siglos de formación y consolidación del cristianismo.

Entraron en la casa, vieron al niño con su madre María y le adoraron postrados en tierra. Abrieron sus tesoros y le ofrecieron como regalo oro, incienso y mirra.
(Mt 2,11)

La Mirra

La Mirra es una gomorresina aromática exudada por diversos árboles del noreste de África (Somalia), Arabia y Anatolia (Turquía). Es un árbol espinoso que alcanza una altura de 1,2 a 6 metros, y presenta un tronco desproporcionadamente grueso al que se le practican incisiones para recoger una sustancia que, al secarse, se torna roja, traslúcida, frágil y brillante.

De múltiples usos en la Antigüedad, se utilizaba la mirra para la fabricación de perfumes, ungüentos, medicinas. Se creía que curaba casi todo, desde las raspaduras de pañal hasta la calvicie. Se la utilizaba para tratar lastimaduras, problemas digestivos como atonía digestiva, dispepsia, gastralgia, diarrea y disentería; también como enjuague bucal, para bajar la fiebre ...


5/3/10

Comer y beber en la Palestina de los tiempos de Jesús

Es muy fácil tener una idea sobre qué se comía en la Palestina de los tiempos de Jesús. Basta con leer la Biblia -tanto el Nuevo como el Antiguo Testamento- para comprobar que las referencias a la alimentación y a la bebida, a la cocina y a las comidas, son innumerables. Muy a menudo, en sus parábolas, Jesús alude a frutos y productos que sirven para comer y beber o a las costumbres de la mesa.

La Cebada en la Biblia

“Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿qué es esto para tantos?... Recogieron, pues, y llenaron doce cestas de pedazos, que de los cinco panes de cebada sobraron a los que habían comido”
(Jn. 6:9, 13).


La Biblia está colmada de referencias a la cebada, la cual se encuentra entre los granos más conocidos en la antigüedad y más nutritivos jamás cultivados. Expertos en historia bíblica dicen que la cebada no es tan valiosa como el trigo. Pero era el alimento básico de las multitudes y como tal un rasgo  de estos primeros hebreos. Por consiguiente, el hecho que la cebada se mencione tan a menudo demuestra que el pueblo del período bíblico consumía grandes cantidades de este grano.
En Egipto, Palestina, y Mesopotamia, los cereales y los diferentes tipos de pan constituían el alimento básico a principios del 2º milenio a.C., junto con la leche, la mantequilla, los quesos, el agua, el vino y la cerveza.
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