23/2/11

Trigo “el báculo de la vida”

Dice Jeremías 41:8: “...tenemos en el campo tesoros de trigos y cebadas y aceites y miel...”

Panes esenio o Ezequiel

Para los pueblos de la Biblia, el trigo era uno de los grandes tesoros como alimento, tal como lo es hoy alrededor del mundo. En ese tiempo, el trigo, o cualquier producto derivado del trigo, era más valioso que algo simplemente para comer. El trigo podía representar la diferencia entre la vida y la muerte debido a su valor nutricional y a la protección que ofrecía contra una hueste de enfermedades incapacitantes y a menudo mortales.

El trigo verdaderamente era “el báculo de la vida”. Debido a que era una parte importante en la supervivencia diaria se convirtió en un símbolo religioso tanto para judíos como para cristianos. Una cosecha abundante era una bendición de Dios, no sorprende entonces que se considerara a las hambrunas periódicas como señal de su enojo.

Por lo tanto, no sorprende que las personas de esos tiempos esperaran comer algún plato con granos en cada comida, incluso aunque fuera sólo un pedazo de pan remojado con miel. Las personas de los tiempos bíblicos comían sus granos hervidos y secos, remojados y tostados, y en ocasiones hasta los comían verdes, acabados de arrancar de la planta. Los molían, los ponían a secar, los trituraban y horneaban en cacerolas, los hacían cocido con leche y endulzados con miel, sopas, ensaladas y postres, tales como los budines y flanes.

Estaba por ejemplo, el famoso pan de Ezequiel, el cual contenía casi todos los granos disponibles en ese tiempo:

 “Y tú toma para ti trigo, cebada, habas, lentejas, millo y avena, y ponlos en una vasija, y hazte pan de ellos...” (Ez. 4:9).

 Además, los eruditos bíblicos dicen que el pan de Ezequiel era un alimento para sobrevivir durante los días duros de la conquista de Babilonia. Los israelitas tenían que depositar su fe en este alimento hecho de diversos granos para mantener su buena salud y seguir luchando.

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