Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. 12 Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno. (Génesis 1,11)



13/3/10

La Mirra

La Mirra es una gomorresina aromática exudada por diversos árboles del noreste de África (Somalia), Arabia y Anatolia (Turquía). Es un árbol espinoso que alcanza una altura de 1,2 a 6 metros, y presenta un tronco desproporcionadamente grueso al que se le practican incisiones para recoger una sustancia que, al secarse, se torna roja, traslúcida, frágil y brillante.

De múltiples usos en la Antigüedad, se utilizaba la mirra para la fabricación de perfumes, ungüentos, medicinas. Se creía que curaba casi todo, desde las raspaduras de pañal hasta la calvicie. Se la utilizaba para tratar lastimaduras, problemas digestivos como atonía digestiva, dispepsia, gastralgia, diarrea y disentería; también como enjuague bucal, para bajar la fiebre ...


Se usaba también en los embalsamamientos: los egipcios llenaban los cuerpos vacíos con mirra en polvo. Asimismo, se creía que purificaba el cuerpo, preparándolo para la vida en el más allá. Heródoto destaca que el incienso no era utilizado en los menesteres momificatorios, lo que probablemente se deba a su carácter netamente ofrendatorio. Los judíos, que no practicaban el embalsamamiento, usaban mirra y áloe en los ungüentos funerarios para la preservación del cuerpo. Los cadáveres eran perfumados y ungidos con óleos y sustancias aromáticas antes de ser envueltos en lienzos blancos. En Asiria se quemaba mirra en la cabecera de los moribundos, tal vez con intenciones antisépticas. Debido a su uso en los padecimientos y en los preparativos mortuorios, la mirra se asocia con el dolor y la muerte en las culturas antiguas.

Su elevadísimo precio hacía que antaño se le considerara un tesoro; una sola gota de mirra tenía el poder de convertir a un perfume ordinario en costosísima y codiciada fragancia. Pero su demanda decreció a partir de la difusión del cristianismo ya que los enterramientos simples de los cristianos menguaron las prácticas crematorias romanas y con ello, el habitual uso de la mirra en los funerales. Hoy en día, su aplicación es muy limitada (fabricación de tónicos, dentífricos, remedios para el estómago y medicinas para calmar el dolor de encías y boca) y por ello ha perdido su valor económico.





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