Las flores son las reinas indiscutibles de la Navidad. La belleza y la exuberancia de estas plantas no sólo completan la decoración del hogar en estas fechas sino que también recuerdan a los hombres que deben agradecer todos los dones recibidos al padre de la creación.
Existe una leyenda que explica el motivo por el que una flor tan humilde ostenta hojas tan llamativas. Cuando el Creador hizo la tierra quiso que las plantas entregaran sus mejores flores a los hombres.
Un día, Dios observó que un arbusto se esforzaba sinceramente para cumplir su tarea pero nadie reparaba en él porque sus pequeños capullos amarillos estaban ocultos por enormes hojas.
Con el tiempo, Dios comprobó que aquella planta procuraba ser mejor cada día aunque la gente no le prestara atención. Entonces, decidió regalarle su propia sangre e inmediatamente las hojas de esta sencilla flor se tiñeron de un rojo intenso. Así nació la flor de Pascua tal y como se la conoce hoy día.
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